Y es que hay veces que nos levantamos con el día estropeado, por el motivo que sea. En esos momentos en los que desayunas con cara de estar masticando hormigón, o que caminas por la calle haciendo la rutina diaria, dejándote llevar por los ríos de multitud, con desgana.
En esos momentos… aparece el chico del bate. El chico del bate que se encarga de espantar a los que se acercan con una sonrisa, para desearte un buen día. Tambien se encarga de espantar a los que se acercan con intenciones de estropearte más aun el día.
¿Enemigo o aliado? No lo se… pero lo que si es cierto es que el chico del bate está ahi, y trata de protegernos… aunque a veces nos golpee a nosotros mismos.