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The Future is Now!

Hoy, 21 de octubre de 2015, es un día interesante para muchos seguidores de la saga «Regreso al Futuro«; no sólo este año es el 30º aniversario de la primera película, sino que además hoy es el supuesto día en el que Marty McFly y Doc viajan al futuro.

Como todas las grandes obras, Regreso al Futuro ha dejado huella en muchísima gente influyendo en sus vidas y sus proyectos, haciendo que a día de hoy todavía se siga recordando y  homenajeando. Cuando ví por primera vez la película, me impactó y me dejó flipado (y lo sigue haciendo cada vez que la veo, sin perder fuerza), asi que me sentía mal no aprovechando este día, y dedicándole un poco de mi tiempo a estas grandes películas, con sus memorables personajes y aventuras.

Felices 30 años Regreso al Futuro. Adonde vas, no necesitas carreteras.

Back To The Future

Fragilidad metálica

¡Adoro la ciencia-ficción! Es un género con un campo tan amplio en el que jugar y ser visionario, que nunca dejará de sorprenderme.

Seguramente os suene familiar la temática de la robótica, con lo típico de humanos conviviendo con robots y demás… sí, lo sé, está bastante sobado ya, no nos vamos a engañar… pero es más complejo de lo que muchos pueden pensar, y da lugar a interesantes cuestiones y reflexiones. Esa misma idea, que suena distante y poco tangible por su temática ci-fi… en realidad no lo es tanto, y se puede extrapolar a cualquier situación actual; está entre nosotros. Empatía, mezclada con miedo y rechazo. Un interesante cocktail…

Bueno, basta de cháchara. Adjunto al texto un dibujo que he hecho relacionado con el tema. En realidad es un concepto rápido, de una idea que tengo en mente y que aún tengo que pulir bastante… pretendo hacer una historia con ello, a ser posible en formato cómic. Veremos a ver cómo evoluciona ^^

 

 

PD: Quizá me ha quedado algo explícito, pero algunas ideas que he enterrado entre las líneas de este dibujo, quería mostrarlas de esta forma para mayor impacto. Espero que os guste. Nos vemos 🙂

Relato corto – «Encuentro en la oscuridad»

Vale, aquí viene otro relato, que llevo escribiendo desde hace unos días. Se me ocurrió la idea cuando hace poco fuí de viaje con unos amigos a un pueblo. Los eventos que allí ocurrieron me sirvieron de inspiración, asi que a la vez que escribía un relato con algo de ciencia ficción y misterio (tenía ganas), también quise rendirle homenaje al viaje… y aquí está el resultado.

Espero que os guste 😀

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Era pleno otoño. No hacía mucho que dejé mi último empleo: controlador de parquímetros. Era un trabajo muy alentador, en el que te pateas calles con un chalequito la mar de cómodo y recibes suaves susurros en el oído, de gente que te llama de todo menos guapo por haberles puesto una multa. No aguantaba más, así que lo dejé; sé que un trabajo es un trabajo, y da dinero por muy desagradable que sea, pero no podía aguantarlo más. Necesitaba un cambio de aires, alejarme por una temporada de la ciudad. Casualmente, un amigo me ofreció hospedarme unos días en una casita que tiene en su pueblo, rodeado de campo, montañas y grandes terrenos desérticos. Además, según me dijo, el pueblecito no tenía muchos habitantes, que era justo lo que quería. Ideal para relajarme y desconectar.

Una vez llegamos allí, tras instalarnos en la casita (bastante acogedora por cierto), decidimos salir a dar un paseo. De esa forma, mi amigo me enseñaría el pueblo y a su vez, tomaríamos un poco de aire fresco.

La población no era muy extensa, pero había suficientes habitantes como para llenar de vida el ambiente; gente tomando unas cervezas en un bar, niños montando en bicicleta, un grupo de chicos y chicas jóvenes haciendo una barbacoa (hasta que uno de ellos se prendió accidentalmente el pantalón con una brasa). El olor de la carne haciendose nos acompañó durante unos minutos del paseo, y nos dió hambre. Paramos en un Mercadona que nos pillaba de camino, y compramos cosas para comer mientras paseábamos; al menos, mataríamos el gusanillo y no perderíamos tiempo de paseo.

Tras varias horas caminando, que se nos pasaron volando hablando y contemplando el paisaje, empezó a atardecer. Mi amigo me dijo que no tardaría en llegar la noche, y con ella, la oscuridad, pero yo le dije que me apetecía pasear de noche por ese lugar; cansado de las noches en la ciudad, me apetecía sentir la noche de campo, asi que seguimos caminando. Llegamos a  un camino, que llevaba a la cima de una colina; mi amigo me dijo “subamos, ya verás qué vistas”, asi que no me pude negar. En lo alto,  se podía ver por encima de una niebla algo espesa, y un frondoso bosque que acompañaba a las montañas. Lo que más destacaba del lugar sin embargo, no era la altitud de la colina, ni el paisaje tranquilo y relajante… sino una hermita abandonada, en la que el tiempo había dejado su huella. Cuando la ví, me pareció muy bonita y digna de fotografiar, pero según fue anocheciendo y la oscuridad nos iba envolvendo, la idea de estar allí no me parecía tan atractiva.

Os pondré en situación: era oscuro, muy oscuro; no tenía nada que ver con la noche que se ve en la ciudad. Aquí, no había ninguna luz, a excepción de la Luna. No se veía una maldita cosa a más de 2 metros, y aunque se pudiera pensar que es terrorífico verse envuelto en tanta inmensidad de negrura… lo cierto es que era aún más aterrador el silencio que había; no se oía absolutamente nada. Sólo se sentían las caricias del viento nocturno chocando con los árboles de la zona, y algunos chasquidos de ramitas secas partiendose bajo nuestros pies… cualquier sonido, por muy ligero que fuese, se escuchaba multiplicado por 100. Sólo de recordarlo, se me pone la carne de gallina. Era bonito, y acongojante al mismo tiempo.

Mientras admiraba el aspecto bello y siniestro del panorama, le pregunté a mi amigo en tono de broma, si pasábamos la noche en ese lugar. No obtuve respuesta. Me disponía a darme la vuelta, mosqueado, para ver si mi amigo seguía allí o me había dejado tirado, cuando sentí que algo rozaba suavemente mi nuca, a la vez que susurraba mi nombre lentamente. En ese momento, agradecí el recordar que llevaba pantalones de sobra en el equipaje. Era el cabrón de mi amigo, que me dió el susto de mi vida, con algunas canas extra en el pelo de regalo.

Tras ese momento de tensión por mi parte, no pudimos evitar reirnos a carcajadas. Pero las risas no duraron mucho, ya que el ruido de un árbol partiendose en dos, nos robó la voz de las cuerdas vocales. Algo se aproximaba, y esta vez no era gracioso. Estábamos completamente solos, o eso creíamos hasta que algo se abría paso por el bosque, destrozándolo, acercándose a nuestra posición.

Normalmente, ante una situación así, se suele salir corriendo al grito de ‘sálvese quien pueda’, pero estábamos tan tensos por ese espectáculo, que los músculos no nos respondían, y aunque ambos tratábamos de relajarnos mentalmente pensando que era el viento azotando con fuerza, en realidad sabíamos que algo no iba bien. Quisimos correr, pero no pudimos. De entre la oscuridad, que cada vez se iba volviendo más espesa, se dejaron ver unas luces rojas, como faros, que se aproximaban a nosotros.

Las luces rojas se detuvieron justo delante nuestra; estaban tan cerca, que pudimos ver de dónde procedían: una figura encorvada, delgada y que no emitía ningún signo de vida; no respiraba, ni hacía ruido al moverse… sólo observaba.

De repente, la figura rompió el silencio de la noche, cuando dijo algo con una voz ronca y que helaba los huesos:

-«Soy nuevo por aquí. Quería llegar al pueblo, pero me he perdido en el bosque».

Tardamos un buen rato en asimilar tal situación (quién no), pero al final decidimos llevar a la figura al pueblo. Era bastante maja, y aunque tenía un aspecto amenazante, contaba unos chistes de humor negro desternillantes. Al llegar al pueblo, como nos pillaba de camino, decidimos ir a un bar a tomar algo, y pasar el mal trago de hace un rato.

La gente nos miraba raro, y alguno que otro aceleraba el paso o se apartaba, pero fueron unas vacaciones geniales. Gracias a mi amigo, a la figura tenebrosa y a ese ambiente que tenía el pueblo, pude desconectar de la ciudad. Quedamos en regresar al pueblo los 3 el próximo año, y pasar la noche en la hermita abandonada, bañarnos en el río, o contar más chistes de humor negro.

Estoy deseando volver.

 

Siento haber roto el estilo de misterio de forma tan absurda, pero es que me cuesta horrores no meter humor tonto en las cosas. A ver si para la próxima vez…

Un saludo, y nos vemos en la siguiente actualización ^^

Relato corto: ‘El periódico’

Muy buenas, aquí publico otro relatillo corto (me está gustando mucho, y cada día se me ocurren cosas nuevas sobre las que escribir). Como estoy de vacaciones, y sólo tengo un netbook a mano, no puedo publicar dibujos, asi que seguramente estos días publique relatos cortos. Me gustaría adaptar algunos a formato cómic, pero eso ya será más adelante; ya me contaréis que os parece 🙂

Os dejo con el relato que he escrito esta mañana. No se si conoceréis la serie Twilight Zone (aquí en España creo que llegó con otro nombre… ¿Historias del más allá? No recuerdo :S ). El caso es que le he querido dar a este relato un estilo parecido al de esa serie. Espero que os guste 😀

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Me llamo Francisco, pero podéis llamarme Fran. ¿Alguna vez os ha pasado algo tan increíble, que tardáis un tiempo en assimilarlo? Y no estoy hablando de un ascenso en el trabajo, o de conquistar a la chica o chico que llevabáis observando durante meses. No. Estoy hablando de un cambio total y absoluto de vuestras vidas. Un cambio tan fugaz, que ni lo véis venir.

Era un lunes. Lo recuerdo muy bien porque tenía resaca del fin de semana, e iba desorientado de camino al trabajo. Me senté en una cafetería para tomarme un café y despejarme; iba a ser una parada breve, me sobraba tiempo.
Mientras le daba unos sorbos a mi café, intentando no abrasarme la lengua, vi un periódico que reposaba en una esquina de mi mesa. Ni siquiera era un periódico importante, con suficientes páginas como para entretenerte toda una mañana leyendo; era más bien el típico periódico gratuito, delgado, con las noticas más relevantes del momento, y algún que otro pasatiempo en las páginas de atrás. Como aún me quedaba más de medio café, e iba sobrado de tiempo, decidí abrir el periódico abandonado por el final, y resolver los pasatiempos (las palabras cruzadas o los sudokus son mis preferidos).

¡Qué porqueria! Los pasatiempos ya estaban resueltos, se me había fastidiado la única diversión que tenía al alcance en ese momento… ¿o no? Teniendo el bolígrafo en la mano, y con la diversión truncada, le dí la vuelta al periódico, y me conformé dibujándoles bigote a los personajes que salían en las fotos de las noticias. Eran bigotes sencillos, realizados con un manchurrón de boli con movimientos zigzagueantes. Una vez se acabaron los bigotes que dibujar, pasé directamente a tachar noticias, cambiarlas, escribir palabras obscenas… lo que haría alguien aburrido con un bolígrafo en la mano.

Lo admito, no era excesivamente divertido, pero entretenía lo suficiente para terminarme el café. Me disponía a levantarme y reanudar mi camino al trabajo, cuando entró casualmente uno de los personajes importantes que salían en el periódico que acababa de pintarajear.  El tío llevaba un bigote, como si alguien se lo hubiese pintarajeado en la cara… solo que no era tinta, era real. Al principio no le dí mucha importancia, lo encontré curioso y gracioso al mismo tiempo; una curiosidad casual. Pero una vez que las casualidades casuales aumentaron de forma alarmante, cambié de opinión: no sólo las personas del periódico a las que dibujé bigote, llevaban uno idéntico (incluidas las mujeres), ¡sino que también estaban cambiando las situaciones actuales, tal y como yo las escribí!

Obviamente, no intenté buscarle la lógica al asunto, simplemente cogí el periódico, y me fuí corriendo a casa. Cambié muchas cosas, demasiadas; incluso averigüe que también funcionaba añadirle post-its al periódico, sumándole extensiones en las que escribir.

Lo cambié todo. Al principio fueron cambios menores (mi trabajo, mi economía, las personas con las que me relacionaba…), pero no tardé en volverme ambicioso, y llegaron los cambios mayores. He llegado a cambiar prácticamente el mundo entero para mis propios intereses, y seguirá cambiando, por supuesto. Probablemente estés leyendo esto, y te parecerá un cuento o una anécdota inventada, pero lo cierto es que todo lo que tienes alrededor, incluida tu vida, la he cambiado yo, con un periódico que me encontré en una cafetería de camino al trabajo. Puedes recordar mi nombre y maldecirme, o simplemente mirar hacia otro lado y repetirte mentalmente que nada de esto es cierto, que tienes total control. ¿Cómo se siente el saber que no eres más que una marioneta que se mueve por situaciones que otro crea, modifica o elimina? Que tengas un buen día. Yo seguro que lo tendré.

¡Qué cabrón el tal Francisco! No tiene pinta de contar la historia con intenciones informativas, sino más bien con intenciones dañinas. El poder se sube rápido a la cabeza…

Un saludo, y gracias por visitar al erizo una vez más 😀